Buenas ideas surgen por doquier día a día en cualquier ámbito de actividad, sin embargo muy pocas de esas ideas se convierten en proyectos serios e ilusionantes para un promotor o para una colectividad.
En la mayoría de los casos, el problema radica en no encontrar una persona que nos dirija, nos acompañe, nos asesore, en definitiva, que nos aporte seriedad y confianza en conseguir nuestros objetivos.